Que el teléfono móvil sea el centro de una gran parte de nuestras actividades digitales está permitiendo trasladarles distintas responsabilidades, y al mismo tiempo ampliar el conjunto de beneficios que nos aportan. Ahí es donde entran las apps de control de salud que monitorizan nuestro estado para realizar informes detallados, y es precisamente donde actúa Ovia, una app de seguimiento de embarazos que está compartiendo la información de las usuarias con las empresas.
La investigación la ha llevado a cabo el Washington Post, y en ella se detalla cómo funciona este procedimiento, siempre público aunque algo farragoso en cuanto se navega por las condiciones aceptadas por las usuarias, de trasvase de información. Una información compartida con fines médicos pero que no sólo revisan expertos en salud sino también las empleadoras de las usuarias, y con una puerta abierta al uso de la información con fines publicitarios.
Empresas que incentivan el uso de Ovia y otras apps
La historia comienza la narración hablando de Diana Diller, una usuaria de Ovia que registró los detalles del nacimiento de su primer hijo para comenzar su seguimiento, aunque la compañía empleadora de Diana también realizaba el mismo seguimiento. Los jefes de Diana Diller podían, gracias al pago por el acceso a esta información, saber cuántos de tus trabajadores estaban llevando a cabo tratamientos de fertilidad, además de tener acceso a información sobre cuáles de los embarazos habían sido de riesgo o prematuros.
Diana denuncia que su propia empresa, Activision, la animó a inscribirse en Ovia a través de tarjetas regalo diarias para que usase la aplicación. Ovia es, como muchas otras apps en funcionamiento en Estados Unidos y otras regiones, una poderosa herramienta de seguimiento de embarazos y otros datos íntimos, y también en una fuente de información para quienes tienen acceso a sus datos. Como las aseguradoras de salud, que ahora reúnen datos de los trabajadores con mayor facilidad que antes. Datos que se les entregan de forma voluntaria.
Se diluyen los límites sobre qué información íntima se comparte, y se ignora si ésta puede o no afectar al progreso laboral
Cuenta el Washington Post que las empresas que pagan por el acceso a los datos de Ovia pueden ofrecer a sus trabajadores versiones ampliadas de las propias aplicaciones. Versiones que transmiten sus datos de salud y los hacen accesibles para las propias empresas. Supuestos beneficios para a salud que, sin embargo, pueden acabar usándose con fines publicitarios según las propias condiciones de servicio de Ovia.
Desde el prestigioso diario advierten de que los límites sobre la información íntima que se comparte con estas aplicaciones se están diluyendo. Apps "diseñadas en gran medida para beneficiar no a las mujeres, sino a sus empleadores y aseguradoras" para así contar con un punto de referencia, en base a la información obtenida, con el que evaluar posibles pasos futuros en las carreras de sus empleados. Empleadas, en este caso.
En empresas con pocos trabajadores, el anonimato es frágil
Otra preocupación para los expertos consultados por el Washington Post radica en la posibilidad de que estos datos recopilados puedan aumentar el coste de los seguros médicos, o que estas informaciones sirvan para reducir las coberturas de los mismos. También alertan de que aunque los datos son anónimos, en entornos de trabajo reducidos es fácil identificar a las usuarias con sus datos, dado que el número de embarazadas es más controlable en empresas con pocos trabajadores. Ahí el anonimato puede fácilmente desaparecer.
Karen Levy, profesora asistente de la Universidad de Cornell que ha investigado la monitorización de la familia y el lugar de trabajo, comentó que "El beneficio real del auto seguimiento siempre es para la compañía [...] Se les pide a las personas que hagan esto en un momento en que son increíblemente vulnerables y es posible que no tengan ninguna idea de dónde se están pasando esos datos"
Cuando las empresas son pequeñas, identificar a las embarazas con sus datos "anónimos" es sencillo
El punto de vista de Ovia, sin embargo, es muy distinto. En boca de Paris Wallace, directora ejecutiva de la compañía responsable del servicio y sus aplicaciones, Ovia cumple con las leyes de privacidad y proporciona datos agregados para los empleadores puedan evaluar cómo los resultados de salud de sus empleados han cambiado con el tiempo. Recalca que la información es confidencial y que puede jugar un papel importante en el impulso del bienestar de las mujeres y los resultados de las empresas.
Conviene, sin embargo, prestar atención a lo que cuentan los términos de uso de Ovia, que hablan de que las usuarias otorgan a la aplicación, y a la empresa, una "licencia libre de derechos, perpetua e irrevocable en todo el universo para utilizar y explotar su información personal no identificada, para investigación científica y para fines de mercado externos o internos". Y aquí nos topamos con otro aspecto peliagudo, cuando los términos de uso hablan de que Ovia puede "vender, arrendar o prestar información personal agregada a terceros".
Ovia cuenta con más de 10 millones de usuarios
Hoy Ovia cuenta con más de 10 millones de usuarios en su aplicaciones, que se han convertido en una de las aplicaciones médicas más descargadas de los Estados Unidos. Según la propia compañía, Ovia ha recopilado miles de millones de puntos de datos en lo que la propia Ovia denomina "uno de los conjuntos de datos más grandes sobre la salud de las mujeres en el mundo".
"Estamos cruzando hacia una nueva frontera de la digitalización vaginal"
La ley federal estadounidense prohíbe a las empresas discriminar a las mujeres embarazas y exige que los gastos médicos derivados del embarazo se cubran de la misma manera que otras afecciones médicas, pero los riesgos sobre el acceso de las empresas a estos datos siguen siendo precupantes. Ovia dice que sus "algoritmos de fertilidad", que analizan los datos de una mujer y sugieren cuándo tendría las mejores posibilidades de quedar embarazadas, han ayudado a 5 millones de mujeres a concebir.
Diller, la empleada de Activision Blizzard, dijo que nunca le preocuparon las preocupaciones de privacidad de Ovia. Sin embargo, los expertos advierten de los riesgos. "Estamos cruzando hacia una nueva frontera de la digitalización vaginal", cuentan Natasha Felizi y Joana Varon, revisores de un grupo de aplicaciones de seguimiento menstrual para Coding Rights, un grupo de activistas tecnológicos con sede en Brasil.
Vía | Washington Post
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