Flappy Bird, Threes, 2048 y la guerra de los clones

Flappy Bird, Threes, 2048 y la guerra de los clones
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Picasso probablemente no imaginara lo mucho que se utilizaría su frase en un campo como el de la tecnología. Y sin embargo, aquello de que "los grandes artistas copian, los genios roban" es una realidad cada vez más frecuente. El último escenario es claro: los juegos móviles y sus clones.

No es en realidad un fenómeno novedoso, pero últimamente la cosa está siendo especialmente llamativa. Primero, tras la aparición --y rápida desaparición-- de Flappy Bird y sus decenas de clones. Y ahora con el éxito de un juego llamado Threes, que ha desembocado en una fiebre con clones como 1024 o 2048, del cual incluso han salido clones adicionales. Clones de clones. La locura.

Esto es la guerra

La picaresca es siempre idéntica: por la razón que sea, un juego para dispositivos móviles se convierte en todo un éxito. Da igual si es un desarrollo de pago, si tiene publicidad, o si se trata de un juego sin ningún tipo de mecanismo de monetización: a las pocas horas suelen aparecer clones que incluso aprovechan parte del nombre para aparecer en los resultados de búsquedas de los usuarios.

Flappy Doge

Y por supuesto, todos ellos suelen aprovechar el tirón del título original para lograr posicionarse en los rankings de las tiendas de aplicaciones de iOS y Android y sacar provecho económico con cualquiera de los métodos antes descritos.

En cierto modo, la aparición de clones permite acceder a ciertas ventajas. En el caso de Flappy Bird, por ejemplo, algo lógico: que tras la desaparición del original, los aficionados al juego pudieran descargar alguna de las muchas alternativas para poder seguir disfrutándolo.

En otros, esos clones suelen ser variaciones mínimas, aunque en algunos casos aportan mejoras interesantes. Ocurrió algo así con Threes, un juego desarrollado por Sirvo que de la noche a la mañana se convirtió en todo un fenómeno, pero que tenía un inconveniente grave para muchos: su "elevadísimo" coste, de 1,99 dólares.

Como explican en TechCrunch, de repente apareció una alternativa gratuita, llamada 1024, y esa guerra de los clones se hizo realidad con otro juego llamado 2048, del que comenzaron a aparecer a su vez versiones derivadas.

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Clones y forks

Algunos desarrolladores incluso publican el código de sus clones, como hizo Gabrielle Cirulli con su clon de 1024, pero lo cierto es que el efecto ha sido el esperado: docenas de clones que, curiosamente, no parecen haber afectado demasiado el éxito de Threes, que por el camino, eso sí, ha ganado aún más popularidad.

Variantes 2048

El fenómeno de ese juego ha sido tal que ya han aparecido diversas versiones entre las cuales se encuentran algunas lógicas. Por ejemplo, ya puestos, 4096 y, por supuesto, 8402. Las combinaciones parecen infinitas, como revela este autor que ha encontrado literalmente decenas de variaciones sobre el mismo concepto en el que por ejemplo cambian las reglas y el objetivo (¿a alguien le gustan especialmente las series de Fibonacci?), la geometría de los tableros (olvidaos del cuadrado: molan más los hexágonos o los 2048 cruzados, por ejemplo), o los elementos de cada celda (¿qué tal electrones, muones o gluones, como en la imagen?).

La fiebre por Threes y 2048 ha sido tal que incluso se debaten en foros especializados los mejores algoritmos para lograr las mayores puntuaciones posibles --si sois aficionados a la programación, no os perdáis el hilo en StackOverflow--. La creatividad y dedicación de fans de estos juegos es, de nuevo, sorprendente. Pero uno se plantea una pregunta adicional.

¿Deberían las tiendas de aplicaciones bloquear a los clones?

Aunque casos como el de Flappy Bird o el de Threes no parecen haberse visto afectados negativamente por la aparición de estos clones y variaciones, muchos desarrolladores seguramente vean peligros evidentes en estas situaciones.

App Store

Ni Google Play ni la App Store parecen de momento haber tomado cartas en el asunto, y de hecho es curioso como la tienda de Apple, teóricamente mucho más exigente en el proceso de evaluación de aplicaciones antes de poder publicarse, ha dejado vía libre para esos clones.

¿Deberían hacer algo estas tiendas? En cierto modo ya han tomado algunas medidas, como las de prohibir el uso de la palabra "Flappy" para juegos en sus tiendas tras lo sucedido con Flappy Bird, pero eso no impide que el aluvión de clones trate de lograr notoriedad propia con diversos mecanismos.

Lo cierto es que al final puede que se trate puramente de una cuestión de supervivencia: si el juego original es realmente bueno, ninguno de sus clones debería tener demasiadas posibilidades para lograr un éxito mayor. Y si lo tiene, es, quiero suponer, porque ha hecho algo mejor que el original.

Esto es la guerra, señores, que dirán el resto de desarrolladores. De clones o no, pero es la guerra.

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