Todavía no ha llegado por nuestras latitudes el Palm Pre , el último teléfono de Palm. No podemos por tanto comprobar en directo la noticia que circula por los países en los que ya está disponible pero es interesante comentar el revuelo que se ha generado en cuanto a la gestión de la privacidad que hace el dispositivo.
Parece que la “zona cero” del asunto fue el blog personal de un desarrollador llamado Joey Hess. En él se comenta que diariamente el Palm Pre envía informaciones tan sensibles como la localización del dispositivo, las aplicaciones que se han utilizado y por cuanto tiempo. También parece que se envían datos tales como información de “cuelgues” del sistema.
El asunto no parece trivial y ha saltado de los círculos tradicionales a las secciones de tecnología de medios de información como la de la BBC.
Lo ocurrido no es nuevo, desde hace unos meses con la incorporación masiva de los GPS a los teléfonos han surgido multitud de servicios que usan lo que se conoce genéricamente como geolocalización. El paradigma de todos ellos puede ser Google Latitude. Por medio de este servicio podemos compartir con quienes deseemos y hasta la precisión que determinemos nuestra localización.
Y es en este punto donde ha surgido la polémica y las preguntas. ¿Para qué necesita Palm nuestra localización? Y sobre todo lo que resulta más grave en la mentalidad anglosajona (y suponemos que en la ibérica también) el que no parece que esté muy claro que el usuario estuviera suficientemente avisado o con opciones a desactivar el envío. Esto es, no media la libre voluntad del usuario.
Palm ya ha respondido con la respuesta esperable y es que respeta absolutamente la privacidad de los usuarios.
No juzgamos el asunto ya que como decimos no hay más información que la publicada pero es el momento de pensar sobre nuestra intimidad, ya no sólo saben quienes somos sino dónde estamos. ¿Estamos a gusto con esto? ¿Es esto un problema real cuando en Twitter contamos con toda naturalidad dónde estamos comiendo o tomando un café?
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