Hace unos días, Google abrió oficialmente la recepción de peticiones para los clientes que deseen contratar Google Fiber (velocidades de vértigo a precios ridículamente baratos) en sus casas dentro de la ciudad de Kansas. En unos días, algo más del 30% de los vecinos dentro del área en el que darán servicio ya han solicitado formar parte del programa. ¿Deberían tener miedo los ISPs tradicionales a esta iniciativa?
La verdad es que me sorprendo al leer algunos artículos que dicen que no. ¿Sus principales motivos? Principalmente el alto coste que conlleva hacer una instalación de este tipo (en el mejor de los casos, 2.500 dólares como mínimo por hogar) que tiene que sufragar Google, a cambio de recibir unos ingresos mucho menores. Viéndolo desde este punto de vista, realmente no les merece la pena económicamente hablando.
Otro de los argumentos que suelen realizar es que actualmente este experimento sólo está disponible en Kansas y trasladarlo a otras ciudades de Estados Unidos podría llevar mucho tiempo, no digamos ya fuera del país. Por eso, podría parecer sencillo afirmar que Google Fiber es sólo eso, un experimento del que el resto de operadores no deberían hacer caso. Pero personalmente no creo que ésa sea la manera correcta de enfocarlo.
Los ISPs sí deberían tener muy en cuenta a Google Fiber
Si Google quisiera realmente lanzar un ISP propio para competir en el mercado y que les salga rentable, podrían haber optado por comprar uno con infraestructuras ya desplegadas. Sería la manera más sencilla, más rápida y más barata de comenzar a jugar “en las grandes ligas” de los operadores de Internet. Pero en su lugar, Google decidió apostar por desplegar su propia red.
¿Por qué? Una de las posibles razones es hacer una demostración a los operadores ya existentes de que la fibra es el futuro y de que los usuarios están interesados en este tipo de conexiones de alta velocidad. Desde luego, este último punto ya queda probado con creces. En cuestión de unos meses han preparado un despliegue de grandes proporciones y, aunque no sabemos cuánto les llevará el tener las conexiones de los usuarios funcionando, queda también probado que hacerlo es posible.
Podemos verlo como una especie de “empujoncito” para que los operadores se dejen de tonterías y den el salto. Basta ya de tecnologías obsoletas, dar el salto a la fibra no es barato pero puede hacerse. Basta también de límites en la transferencia de datos. Estos dos aspectos perjudican a Google, la gran proveedora de servicios, y ya lleva tiempo peleando con los ISPs precisamente por esto.
¿Fibra a modo de advertencia?
Pero, además de esta especie de “llamamiento”, podríamos incluso leer una advertencia en Google Fiber. Desde hace algún tiempo, algunos operadores están reclamando que los grandes servicios de la red, los que hacen un mayor uso de sus infraestructuras y ganan dinero por ello (Google uno de ellos) paguen una parte del mantenimiento de éstas.
Por eso Google Fiber podría ser también una especie de advertencia hacia todas ellas. Por mucho que Google Fiber no les salga rentable de manera individual, si lo pensamos como una parte de un todo, sí que lo sería. A fin de cuentas, si ellos tuvieran que empezar a pagar a los operadores para que los usuarios puedan ver vídeos de YouTube sin problema, ¿no les saldría más rentable comenzar a tirar cables por su cuenta?
Google no hace nada al azar
En todo caso, lo que hemos aprendido de Google en todos estos años es que no hace nada al azar. Todo está calculado al milímetro y por eso debemos entender que Google Fiber es algo más que un experimento. Tampoco tiene sentido competir en esos términos con otras grandes operadoras, así que parece claro que ése no es su objetivo. Así que, si yo estuviera al mando de un ISP, vigilaría de cerca a Google Fiber. No estamos hablando de cualquier empresa y, desde luego, Google tiene recursos de sobra para revolucionar el mercado de la banda ancha a nivel mundial.
En Xataka ON | La red de fibra óptica de Google ya es una realidad, ¡temblad operadoras, temblad!
