El tema del fin del roaming en Europa está candente. La intención de la Comisión Europea es muy firme: tras años de rebajas impuestas en el sobrecargo por usar nuestro móvil fuera de las fronteras de nuestro país, a partir del 15 de junio de 2017 se acabó eso de tener que pagar nada más allá de nuestra tarifa habitual por llamar, mandar mensajes o conectarnos a internet desde otro países de la Unión.
Los operadores nunca han estado a favor de la medida, tras años en los que han tenido unos suculentos ingresos por esta vía. Pero con la cercanía del paso definitivo, las amenazas de éstos empiezan a ser más serias. Mientras se acaba de definir los límites de ese roaming gratis, la amenaza de que esa pérdida de ingresos se compense con una subida de los precios de las tarifas locales se otea en el horizonte.
Gratis para los usuarios, no para los operadores
Antes de entrar en el fondo de la materia, expliquemos a fondo cómo se va a ejecutar ese fin del roaming y el por qué de la búsqueda de ciertos límites. La Comisión Europea lo llama "Roam like at home", lo que en castellano se podría llamar como "roaming como en casa". El mensaje que quiere transmitir es muy simple: cuando estemos en roaming pagaremos lo mismo que si estuviésemos en casa.
Por poner un ejemplo, si tengo una tarifa con un giga, ese giga lo podré usar tanto en España como en cualquiera de los otros 27 (o 26) países europeos. Gastado ese giga, si mi tarifa reduce la velocidad lo mismo ocurrirá si me encuentro en otro país y si me cobran los megas de más, lo mismo pagaré estando dentro del territorio europeo. Lo mismo ocurrirá con las llamadas: si no tengo una tarifa plana y pago el establecimiento en cada llamada, lo mismo pagaré si estoy en roaming. Y por supuesto, recibir llamadas en roaming ya no tendrá ningún coste.
¿Qué pasaría si no se pusiese ningún límite a ese roaming gratis? Pues que con lo picaros que somos muchos, buscaríamos hacernos con la tarifa más barata de cualquier país europeo, y eso alteraría por completo el mercado europeo. Más allá de las diferencias de tarifas, desplegar una red móvil en España y en Francia o en cualquier otro país no tiene el mismo coste, ya sea por el coste de las licencias de espectro o por las complicaciones en la orografía del terreno. Por eso y mientras no haya una unión verdadera en el campo de las telecomunicaciones, de alguna manera hay que obligar a los usuarios a que contraten con operadores de su país.
Pero claro, hasta ahora estamos hablando de la parte que nos afecta a los usuarios de a pie, pero la otra parte afectada son los operadores. Para quienes ponen las redes el fin del roaming no será tan gratis. Ningún problema tendrá Vodafone, Orange o Movistar cuando sus clientes españoles viajen a un país en los que también tengan sus propias redes móviles (y son unos cuantos) pero no ocurre lo mismo si no es así.
Cuando un cliente de un operador de un país haga uso de su tarifa en la red de otro operador, el primero tendrá que pagarle al segundo. La propuesta actual es que esos precios mayoristas se fijen en cuatro céntimos por minuto de llamada, un céntimo por mensaje enviado y 0,85 céntimos por mega consumido. Para ser claros, si yo como cliente de Movistar viajo a Francia (donde Movistar no tiene redes propias) y gasto un giga, Movistar le tendrá que pagar al operador que yo use allí casi nueve euros, sin que yo como usuario pague nada más.
El deficit por mega y el turismo estacional
La parte "buena" para los operadores españoles es precisamente que sus redes albergan durante varios meses a muchos usuarios de operadores de otros países. Al ser España uno de los destinos turísticos más importantes de Europa y del mundo, los operadores podrían compensar el gasto de sus clientes fuera con lo que otros operadores extranjeros les tendrán que pagar a ellos. Aunque aquí también hay un problema.
Según la CNMC, los extranjeros que visitan España gastaban 7,3 veces más datos que los españoles que viajan a Europa en 2017, proporción que irá en aumento en los próximos años ante el crecimiento exponencial del uso de datos por parte de turistas que se dará con el fin del roaming. Pero según el mismo regulador, el coste de producción de un mega en roaming en España está en 1,11 céntimos, cuando los operadores cobrarán un máximo de 0,85 céntimos, dejando por tanto un agujero de 0,26 céntimos por mega consumido por un turista extranjero en España.
Pero además fuentes del sector apuntan a otro punto preocupante: las necesidades de las redes móviles no son las mismas durante todo el año. En julio y agosto las zonas costeras y de especial interés reciben millones de turistas, lo que obliga a los operadores a reforzar sus antenas durante ese corto periodo de tiempo y mayor refuerzo se necesitaría en los próximos años por el fin del roaming. Según las fuentes consultadas, el deficit por mega consumido y esa estacionalidad podrían generar un desincentivo a la inversión e incluso subidas de precios de las tarifas locales para cubrir ese agujero.
A la espera de la normativa definitiva
La normativa final que ponga orden en el fin del roaming incluirá salvoconductos para que el sistema sea sostenible, desde el lado de clientes que viajen al extranjero. Si un operador demuestra que el gasto de sus clientes está poniendo el peligro su sostenibilidad económica podrá aplicar sobrecargos a sus tarifas locales, pero esa salvedad no se aplica a la contra, por lo que no podría ser usada por los operadores del país anfitrión, que como hemos visto en el caso español podrá generar un importante deficit.
Por tanto, a la espera de conocer si la última propuesta que no pone límite de días de roaming gratis al año como la anterior es la definitiva, podemos esperar que las espadas de los operadores sigan en alto. Fuentes del sector español aseguran que el fin del roaming tal y como está diseñado ahora solo beneficia a los operadores del norte de Europa, perjudicando a los del sur por el gran número de turistas que acogen todos los veranos.
De quedarse tal y como conocemos la actual propuesta, que tendrá que ser llevada a la normativa de cada país, las amenazas de tarifas locales más altas para cubrir el agujero de los roamers extranjeros crecerán. ¿Se harán realidad esas amenazas? No podemos descartar nada, porque ya vimos como los operadores españoles subieron el establecimiento de llamada para cubrir la pérdida de ingresos por la facturación por segundos en llamadas.
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