Convergencia es la palabra de moda desde hace unos años en la inmensa mayoría de los eventos sobre conectividad, dispositivos y contenidos (atentos a FICOD'10). Se repite cómo una clave básica, el camino a seguir, la estrella polar. Se aplicaba a medios, pero también a estrategias empresariales como una forma de diversificar los riesgos. Así, tras un periodo en el que todo era "de boquilla", por fin empezamos a ver los primeros movimientos en forma de compras, fusiones y lo que viene llamándose clásicamente integración vertical. El cable se les queda corto, ahora apuntan a los dispositivos y a la web como modelo de negocio.
En principio esto empezó afectando a los medios de comunicación, que aprovecharon, unos más que otros, el crecimiento de la web para ir al rebufo. Las operadoras se sentían cómodas en esa posición se "simples" servidores de infraestructura. Los inversores consideraban que se trataba de uno de los negocios más rentables y su mayor preocupación era continuar su expansión por los llamados países emergentes. Todo iba viento en popa hasta que el grifo de se empezó a cerrar, momento en el que ellas abrieron los ojos. Entonces decidieron que, igual que Google quería invadir su terreno atreviéndose con su proyecto piloto de redes de alta velocidad, ellas también merecían una parte del pastel. El disparo al aire en España salió de la boca de César Alierta. El presidente de la vieja Telefónica citó la famosa "tasa Google" y lo que empezó siendo un chiste cada vez suena más en serio. Y siguió. El debate acerca de la neutralidad de la red, los movimientos por las grandes teleco norteamericanas fueron el primer sondeo. "Si no nos invitan a tarta, compramos una", pensarían. Ya no quieren ser un intermediario, quieren fabricar dispositivos (smartphones), servicios de televisión (Imagenio entre otros), y el movimiento de Movistar al comprar Tuenti es toda una declaración de intenciones.
Con todo, el gigante azul español no es la primera vez que lo intenta. Los fallidos intentos en el mundo de los portales (Terra) e incluso los desastres como Keteke y Pixbox, red social y tienda de música respectivamente, demuestran que no se trata de un interés nuevo. Lo que ocurre es que ya no hay tiempo para experimentos, si en el mundo de las redes y del "todo conectado" no te abres a otros mercados, puede que ellos acaben comiéndote a ti.
Dada la voz de alarma, todos a sus puestos. ¿Más pistas? Dos grandes grupos de desarrollo de software se fusionan para crear la alianza WAC-JIL. No sería destacable si detrás no estuvieran compañías como AT&T, China Mobile, Telefónica, Vodafone, Bharti Airtel, MTN Group, NTT DoCoMo, Orange, Orascom o Verizon. Ahí es nada.
Vía | El Confidencial