Los responsables de iFixit han vuelto a aprovechar el lanzamiento de un nuevo smartphone de gama alta para destriparlo y hacer un estudio de la "reparabilidad" de este dispositivo. La víctima en este caso ha sido el nuevo HTC One (M8) que se presentó ayer.
Aunque la apertura de la carcasa metálica exterior fue sencillo, una vez comenzaron a ir desconectando componentes se dieron cuenta de que en HTC no lo han puesto precisamente fácil para los aficionados a este tipo de procesos.
Así, la placa base con los principales componentes está pegada con pegamento a la carcasa, y hasta que no la extrajeron no pudieron acceder a la batería que, además, también está pegada a la pantalla LCD. La única forma de arreglar problemsa con la pantalla, por ejemplo, es la desmontar completamente el terminal, con lo complejo que esto resulta.
El índice final fue de un 2 sobre 10 (siendo 10 el dispositivo más fácil de reparar), lo que revela la mala puntuación que los expertos dieron a este terminal. No obstante, HTC mejoró su nota respecto al año pasado: el HTC One original sacó un 1 sobre 10.
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