Qualcomm es el líder del mercado de procesadores móviles. Las últimas cuotas publicadas hablaban de un dominio superior al 40% de un mercado que fabrica, cada año, más de 1.500 millones de dispositivos. Son cifras impresionantes, cosechadas no sólo por su buen hacer, clave en todo el proceso, sino por la libertad que sienten los americanos al ser fabricantes pero no consumidores. Al ofrecer sus productos a todo el que quiera comprarlos.
En el sector hay otros fabricantes de un calibre similar en cuanto a calidad y avances, pero a diferencia de Qualcomm, su catálogo de clientes es mucho más reducido. Como Samsung, cuyos chips Exynos son casi exclusivamente para auto-consumo, con la salvedad de algunos modelos que llegan a los teléfonos de Meizu. O como Huawei, cuyos Kirin siempre se quedan en casa. Y parece que así seguirá siendo en el futuro.
Un elemento competitivo y no un negocio
Con 2018 recién empezado, un conocido diario asiático hacía públicos los planes de Samsung, todavía sin haberse puesto en marcha, de solucionar esta "falta" de proveedores para sus procesadores. Samsung habría encontrado en los procesadores una forma de seguir creciendo en el mercado de los semiconductores, donde ya domina con claridad uniendo todas sus divisiones.
Es cuestión de tiempo, por tanto, que los chips Exynos empiecen a extenderse con mayor regularidad en un mercado que por ahora sólo los recibe envasados en cuerpos de su propio fabricante, y unos pocos a bordo de Meizu. Pero para Huawei la situación es distinta, y eso es lo que ha afirmado su CEO a los medios de su país.
Huawei no considera que los chips Kirin sean un negocio para ellos. El constructor chino no los considera así sino que los sitúa en el apartado de exclusividades, en el de la tecnología propia que planta cara a la competencia y que se convierte, a la postre, en una ventaja competitiva. Un apartado en el que evolucionar con sus propias reglas y medios, y con el que ser realmente diferenciador.
Para Huawei, Kirin no es un negocio sino un producto o tecnología que actúa como nuestra ventaja competitiva frente a las marcas rivales de teléfonos inteligentes.
Es poco probable, por tanto, que los Kirin, nacidos en el año 2004, lleguen a convertirse en procesadores que veamos llegar a bordo de modelos de la competencia. Por ahora los veremos únicamente junto a Huawei y Honor, y no llegarán a competir en volumen contra Qualcomm y compañía. Su fabricante no quiere hacerlo, al menos no por ahora. Veremos qué ocurre en el futuro, si Huawei llega a sentir la necesidad de crecimiento y expansión que ya experimentan en Samsung.
Vía | Gizmochina
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