La tremenda irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas nos ha dejado algunas apuestas importantes como ChatGPT, Bing que se basa en esta, Google Bard, y otras enfocadas en la generación de imágenes como Midjourney.
La velocidad con la que estas soluciones se han popularizado ha cogido a las autoridades desprevenidas, pero ya en mayo de este año, la Unión Europea daba los primeros pasos para regular estas tecnologías. Ahora, un nuevo capítulo de la regulación de la IA se acerca, y tiene como protagonistas a tres países europeos.
Por una regulación mundial para la Inteligencia Artificial
Como decimos, el aterrizaje de herramientas basadas en inteligencia artificial dejó a países y organismos gubernamentales un tanto desconcertados. Primero, Italia vetó a ChatGPT para después volver a permitirlo, y en nuestro país se llegó incluso a plantear. ¿Por qué este recibimiento? Pues bien, básicamente por dudas con la conservación de la privacidad de los usuarios.
De aquí nace la necesidad de regular la inteligencia artificial, cuyos primeros pasos en Europa dieron lugar al Artificial Intelligence Act, el primer grupo de leyes enfocadas en la IA. Con un aprobado por mayoría, los algoritmos de la inteligencia artificial estarían vigilados en temas sensibles como la política o la educación. Además, estas leyes velarían por la privacidad del usuario, restringiendo algunas tecnologías como el reconocimiento facial, o los sistemas de puntuación social. Siguen las conversaciones para que ésta entre en vigor.
Ahora, algunos países europeos como Alemania, Francia e Italia toman la delantera para la regulación de la IA en Europa, poco tiempo después del acuerdo alcanzado por el G7 a nivel mundial con este mismo propósito. En esta cumbre, encontrábamos posiciones muy distanciadas entre sí, con una EEUU muy permisiva y una Europa restrictiva.
Finalmente, Japón puso su propia solución "a medio camino" entre las propuestas anteriormente mencionadas, justo la que prosperó. A pesar de esto, todavía queda un largo camino por recorrer en Europa, empezando por las propias empresas de IA, que deben acogerse al código de conducta. Posteriormente, la pelota pasará al tejado de organismos internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) o la Alianza Global sobre inteligencia artificial.
Europa no se mueve ni un ápice
El código de conducta anteriormente mencionado no implica obligatoriedad, por tanto, no servirá de punto de inicio para la aprobación de leyes. No obstante, sí será útil la regulación que propone la UE, que clasificará los sistemas de inteligencia artificial en tres niveles. Cada uno, tendrá una serie de restricciones que dependerán directamente de las capacidades de estos.
Así funcionará la regulación europea, siendo esta la base sobre la que Francia, Alemania e Italia quieren trabajar. Antes de empezar, eso sí, deberán debatirla en la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, con el fin de escuchar las opiniones del resto de naciones.
De momento, a esperas de las conversaciones, los tres países europeos ya han elaborado un documento. En este, se pone de manifiesto la necesidad de regular la aplicación de la IA y no la tecnología por sí misma:
"Los riesgos inherentes a la IA residen en el uso que vamos a dar a los sistemas de inteligencia artificial y no en la propia tecnología"
"Los modelos deberán incluir información relevante que permita comprender su funcionamiento, sus capacidades y sus límites, y deben estar soportados por las mejores prácticas de la comunidad de desarrolladores"
Otro aspecto importante que nos deja la propuesta trata sobre las sanciones: en el caso de que hubiesen violaciones del código de conducta, los reguladores podrán establecer un sistema de sanciones que se adecue al alcance de las infracciones. Sea como sea, próximamente tendremos más noticias sobre este caso que involucra a la comunidad europea.
Vía | Xataka
Imagen de portada | Stable Diffusion XL
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