Los móviles tienen funciones a nuestro alcance para hacer más segura la experiencia de los menores: son los denominados como controles parentales, un sistema de gestión para supervisar a los menores de la familia. Estas herramientas, pese a ser eficaces, se topan contra un obstáculo: los niños saben cómo burlarlas. Y si no lo saben les basta con buscarlo en Internet.
Ser padres supone tener especial cuidado con todo lo que utilizan los menores. Dada la edad precoz en la que empiezan a usar el smartphone, mantener el control sobre las aplicaciones y el uso del teléfono resulta vital: este dispositivo entraña tanto ventajas como riesgos. Aquí juegan un especial papel los controles parentales, tanto integrados en la raíz del sistema como en las propias apps. Y, como se suele decir, «hecha la ley hecha la trampa».
¿Qué son los controles parentales?
Tanto Google como Apple desarrollaron un sistema de cuentas familiares donde el responsable de la familia puede ejercer control sobre el resto de cuentas asociadas. En los smartphones existen tanto los usuarios adultos como los infantiles. Y estas cuentas deben ser supervisadas: para ello se utiliza un sistema de gestión al que tienen acceso los responsables de la familia.
Mediante los controles parentales podemos asignar tiempos máximos para el uso del smartphone, tenemos la opción de limitar aplicaciones para que no accedan a software que nos parezca delicado y tendremos s la llave para aceptar desde los contactos de los menores a las apps que instalan. La idea es que nuestros hijos puedan usar el teléfono de una manera segura y gestionada a distancia, igual que lo harían delante nuestro.
Lo anterior es la teoría, porque en la práctica existen numerosas maneras de burlar los controles parentales. No tanto como un pirateo per se, sí aprovechando los distintos agujeros que existen en los servicios de control. Como por ejemplo:
- Aplicaciones de mensajería con reproductor de vídeos integrado. Podemos limitar el uso de YouTube a los menores, pero si les permitimos usar WhatsApp también podrán ver cualquier vídeo que tengan allí compartido.
- Apps de estilo «bóveda». Son apps que permiten ocultar usos avanzados tras un disfraz de aparente inocencia. Por ejemplo, una calculadora que integra navegador web: parece que estén usando esa herramienta, pero en realidad reproducen vídeos. O cualquier otra app, incluso juegos que los padres pretendan limitar.
- Resquicios en el propio sistema. Desde utilizar el asistente de voz para pedir la apertura de apps limitadas por los padres a usar diversas cuentas en el teléfono: tanto Android como iOS tienen vulnerabilidades en el control que hacen los menores del teléfono.
Como han descubierto muchos padres, entre los que yo mismo me incluyo (mantuve el control parental en la cuenta infantil de mi hijo durante muchos años), si los menores quieren saltarse las normas lo van a hacer. Incluso aunque no sea desde su propio smartphone, basta con que algún amigo tenga menos restricciones para que les compartan cualquier porción de Internet que necesiten.
Hay infinidad de agujeros en los controles parentales de los teléfonos, es algo que, como padres, debemos conocer y asumir. Todo para gestionar en mejor medida la vida digital de nuestros hijos. Y no sólo debemos ejercer control sobre lo que usan y reproducen, tenemos que enseñarles a hacer un mejor uso del smartphone y de los tiempos. Pasando por nosotros mismos: cuanto menos utilicemos el móvil con ellos mucho mejor.
¿Existe una manera de controlar el uso que hacen del móvil? Sí: retirárselo
Los controles parentales funcionan bien en la mayor parte de las ocasiones, tanto a nivel de sistema como app por app. El problema es que su funcionamiento mantiene ciertas lagunas simplemente por cómo funcionan los sistemas informáticos. Y encontrar dichas lagunas resulta tremendamente sencillo, ya que basta con buscar por Internet.
Existen multitud de páginas que enseñan concretamente cómo saltarse cualquier control parental, YouTube está plagado de vídeos con tutoriales para burlar el control de los padres, incluso basta con una búsqueda en TikTok para sacar decenas de ideas. Sí, podemos restringir todas estas aplicaciones para que sólo tengan WhatsApp o similares, pero es que desde ahí también tienen acceso a la mayoría de plataformas de contenido sin que ese uso quede reflejado a los padres.
Con un panorama donde las apps cada vez hacen más cosas, y con una mensajería cuya aspiración es la de convertirse en «superaplicaciones», basta con que los menores tengan acceso a ellas para obtener, de rebote, mucho más. Porque limitar de manera férrea el acceso a gran parte de Internet es casi imposible cuando les damos una herramienta que abre la puerta a la conexión con el mundo. Incluso aunque dicha puerta esté abierta lo mínimo posible.
¿Que no queréis que vuestros hijos utilicen de más el smartphone o no accedan a según qué aplicaciones? No les deis móvil, al menos hasta que tengan la edad suficiente como para usarlo con criterio. Porque aunque seamos expertos en tecnología ellos encontrarán la manera de burlar nuestros controles, puedo dar fe. Internet va a ayudarles a ello.
Imagen de portada | Midjourney editada
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