La garantía cubre los defectos de origen o fábrica y desde 2022, tiene una extensión de tres años después de la fecha de compra. ¿Qué no cubre entonces la garantía? Respuesta corta: situaciones que puedan asociarse a un mal uso del dispositivo. Pero lo del "mal uso" es un término demasiado amplio que merece una explicación más detallada más allá de lo que nos dice el sentido común.
Mal uso o abuso descaradamente
Empezamos por uno fácil: supongamos por un momento que decides hacer el próximo vídeo viral de TikTok: quemar tu teléfono con un soplete a ver qué es lo que pasa o integrarlo dentro de una cometa para hacer bonitas tomas desde lo alto. Obviamente este no es un uso normal, sino un uso inadecuado para el que no ha sido diseñado ni está previsto y si sucediera algo, su reparación queda fuera de la garantía.
Estos han sido dos ejemplos claros, pero la idea es manipular tu teléfono con cuidado y para las tareas para las que han sido diseñados.
Daños causados por agua y otros líquidos
Probablemente este es uno de los daños más populares: ese teléfono que se va a la lavadora sin querer, chapuzón en la piscina olvidando que está en el bolsillo del bañador, una ola traicionera que moja nuestras cosas... da igual que en las especificaciones técnicas de nuestro móvil aparezca que tiene cierta resistencia al agua, porque las certificaciones IP siempre proporcionan límites de exposición temporales y profundidad. La conclusión es que primero, no deberías poner a prueba su resistencia al agua y segundo, la garantía no cubre los daños por agua.
No obstante, si quieres tener cierta seguridad de que al meterlo en el agua tu teléfono no tendrá problemas, lo mejor es apostar o bien por una funda impermeable o directamente comprar un teléfono ruggerizado, ya que con los modelos "normales" siempre hay riesgo de que los líquidos se cuelen por agujeros o ranuras no selladas.
Caídas, golpes y otros daños físicos
Quien más quien menos tiene algún que otro arañazo en la pantalla o la carcasa de su teléfono propia de caídas, golpes o roces, pero a veces el arañazo va más allá y se convierte en una señora grieta que puede llegar a afectar no solo estéticamente, si no también a su funcionamiento.
Pues bien, ni los arañazos pequeños ni los grandes están cubiertos por la garantía, pero este riesgo es relativamente fácil de minimizar: colocarle una carcasa y un protector de pantalla.
Reparaciones hechas por ti (o por personal no autorizado)
Llevar tu teléfono al servicio técnico para una reparación que no cubre la garantía implica tener que abrir la cartera, así que hay quien opta por hacerlo él mismo o por su manitas de confianza. La cuestión está en que cualquier reparación no autorizada que acabe con otro problema (o ese mismo, sin solucionar) implica no solo no poder acudir a la garantía, sino que esta se anule.
Tras esta reparación no autorizada, el fabricante asume que el daño ha sido hecho de forma intencionada como resultado de tus acciones (tanto el daño original, como las posibles consecuencias de manipularlo). Así que en caso de duda, mejor consultar con el servicio técnico oficial sobre tu problema, su cobertura y qué pasa si lo repara una persona ajena.
Daños por incidencias eléctricas
Imagina que tienes tu teléfono conectado al enchufe en proceso de carga y en ese momento la electricidad de casa sufre un apagón, sobretensión otro fallo eléctrico o directamente, le cae un rayo. O que usas un cargador que no esté recomendado por el fabricante con el mismo resultado: el deterioro del terminal. Y tampoco entran en la garantía.
Afortunadamente estos percances eléctricos están cubiertos generalmente por el seguro de la casa, si bien nunca está de más mantener la instalación eléctrica en condiciones para minimizar riesgos y por supuesto, usar el cargador adecuado.
Daños por software
Aunque para exprimir al máximo y personalizar nuestro dispositivo lo ideal es encontrar las mejores aplicaciones, a veces la instalación de ciertas apps o algunos procesos pueden jugar en contra de la garantía, es el caso de aplicaciones hackeadas/no autorizadas o llevar a cabo root o jailbreak.
Estas últimas prácticas implica obtener acceso al sistema operativo del teléfono y poder modificar archivos y configuraciones con todos los privilegios y si el proceso sale mal, tu teléfono puede acabar inservible. Como el fabricante no permite de facto esta manipulación, tampoco tienen la obligación de hacerse cargo de las consecuencias aunque el teléfono esté en garantía.
Envejecimiento y desgaste
Nada dura para siempre y los teléfonos no son una excepción: conforme pasan los años, tu dispositivo y todos sus componentes se van deteriorando fruto del uso. Las marcas desarrollan un diseño y emplean unos estándares de calidad en su fabricación para que tu dispositivo tenga una duración sensata (aunque la obsolescencia programada juega en tu contra), a partir de la cual el desgaste y lentitud entra dentro de lo normal.
Dos asuntos espinosos en este apartado tiene que ver con el mecanismo de pliegue y bisagra de los teléfonos plegables (normalmente testados para que funcionen bien durante miles de ejecuciones) y la batería. Salvo que puedas demostrar que se trate de un desgaste anormal, no entra en la garantía.
Mantenimiento inadecuado (o inexistente)
Esta es una cuestión que puede ser polémica y difícil de demostrar, pero igual que tú debes llevar una vida saludable, la recomendación con tu teléfono pasa por llevar a cabo cierto mantenimiento: instalar actualizaciones, protegerlo de forma adecuada tanto de golpes y caídas como de humedad o condiciones climáticas extremas, lo que se consideraría una negligencia.
¿Y si no lo haces y como consecuencia se produce un daño como por ejemplo esa caída o que se deteriore fruto de una lluvia torrencial, en ese caso hay riesgo de que tengas que asumir el coste de la reparación.
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