Noticias de Sony Xperia P en Xataka Móvil
Todos hemos comprobado en alguna ocasión lo frustrante que puede ser mirar la pantalla de muchos móviles a plena luz del día. Algunos teléfonos son completamente **inutilizables en entornos con mucha luz ambiental**, especialmente si esta incide directamente sobre la pantalla. En estas circunstancias no importa la resolución que tenga el panel de nuestro smartphone, y tampoco su habilidad al reproducir los colores; apenas podremos ver sus imágenes.
Desafortunadamente, la mayor parte de los fabricantes **no nos ofrece apenas información** acerca de la luminosidad, por lo que con frecuencia no nos queda más remedio que dejarnos llevar por otras características. Sin embargo, el brillo de las pantallas importa. Y mucho. Veamos por qué.
Lumen, candela y nit
Para que la pantalla de un móvil se vea bien en un entorno muy luminoso es imprescindible que tenga **un nivel de brillo muy elevado**. De hecho, debe emitir más luz que la que hay en el espacio que la rodea. De lo contrario, apenas podremos ver nada. Para entender con claridad esta idea solo tenemos que pensar en lo que sucede de día con las estrellas.
La candela es una unidad de medida que nos indica la intensidad luminosa de una fuente de luz en una dirección dada
En una noche con cielos despejados podremos ver miles de estrellas sin esfuerzo alguno porque en el espacio que nos rodea apenas hay luz y ellas la emiten. Sin embargo, de día la luz que proyecta nuestro sol, que es la estrella más cercana, es tan potente que nos inunda y se impone a la luz emitida por las demás estrellas, que están mucho más lejos. Por esta razón, aunque de día las demás estrellas siguen ahí, somos incapaces de verlas. Solo podríamos contemplar aquellas capaces de emitir la suficiente luz **para brillar más que nuestro sol** a pesar de que su distancia sea mayor.
El Sistema Internacional de Unidades propone una unidad que nos permite medir el rendimiento luminoso de un objeto, que es, sencillamente, la cantidad de luz que puede emitir. La unidad de flujo luminoso es el **lumen (lm)**, un parámetro del que probablemente todos hemos oído hablar en alguna ocasión. Sin embargo, su definición formal no es nada intuitiva. Aun así, ahí va: un lumen equivale al flujo luminoso emitido por una fuente puntual uniforme situada en el vértice de un ángulo sólido de un estereorradián y cuya intensidad es una candela.
Aunque esta definición es bastante confusa porque recurre a palabras como estereorradián y candela, que no forman parte del vocabulario habitual de la inmensa mayoría de nosotros, lo que realmente nos importa es que **más lúmenes indican una emisión mayor de luz**. Por otra parte, la **candela (cd)**, que, como hemos visto, aparece en la definición de lumen, nos indica, sin entrar en detalles complicados, la intensidad luminosa de una fuente de luz en una dirección dada.
Los nits nos indican la cantidad de luz que es capaz de emitir una pantalla por unidad de superficie
Y, por fin, llegamos a la unidad de medida que probablemente a los usuarios de smartphones más nos suena: el **nit**. Aunque no forma parte del Sistema Internacional de Unidades, suele ser la que utilizan los fabricantes de teléfonos, cuando se animan a revelar este dato, que es con poca frecuencia, para indicarnos la cantidad de luz que son capaces de emitir sus pantallas. Un nit equivale a **una candela por metro cuadrado**, lo que nos permite intuir que está relacionando la intensidad luminosa con una unidad de superficie. En cualquier caso, lo que realmente nos importa es que una pantalla con más nits es capaz de emitir más luz que otra con menos nits. Ni más ni menos.
A por el subpíxel blanco
Existen tecnologías a las que los fabricantes de pantallas pueden recurrir para incrementar su luminosidad o nivel de brillo, y, así, permitirnos utilizarlas con comodidad en entornos muy luminosos. Una de las más eficaces consiste en añadir al panel LCD **un cuarto subpíxel de color blanco**, que se suma a los subpíxeles rojo, verde y azul que todos conocemos. Esta técnica, sobre el papel, es capaz de duplicar el nivel de brillo emitido por la pantalla sin que su consumo sea exagerado.
En los paneles LCD normales el blanco se genera permitiendo el paso de la luz emitida por los diodos LED a través de los subpíxeles rojo, verde y azul en la misma proporción, mientras que en los que tienen el subpíxel blanco adicional solo hace falta filtrarla para que pase a través de él, por lo que este color suele tener, además, más calidad, y el consumo de energía es inferior. Para distinguirlos de los paneles normales, a los que tienen este cuarto subpíxel **suele llamárseles RGBW** (Red/Green/Blue/White).
Esta técnica es la utilizada, por ejemplo, por Sony en el
Xperia P, que es uno de los teléfonos más luminosos que podemos encontrar en el mercado, aunque le ha dado un nombre llamativo con el objetivo de que capture la atención de los usuarios: **WhiteMagic**. La razón por la que esta tecnología no es frecuente en muchos otros móviles posiblemente está relacionada con la dificultad de fabricar paneles LCD con cuatro subpíxeles y una densidad de puntos muy elevada. El Xperia P tiene «solo» una resolución de 960 x 540 píxeles, lo que en una pantalla de 4 pulgadas equivale a una densidad de 275 puntos por pulgada.
Calidad y autonomía
La mayor parte de los smartphones que tenemos actualmente incorpora un sensor diseñado para medir la luz presente en nuestro entorno, lo que le permite adecuar de forma automática la cantidad de luz emitida por la pantalla a nuestras necesidades en un instante determinado. Por supuesto, una mayor emisión de luz conlleva **un mayor consumo de batería**, por lo que la autonomía de los teléfonos en estas circunstancias se reduce.
Probablemente os estaréis preguntando cuántos nits tiene que tener un móvil para que lo podamos utilizar sin problemas a plena luz del día. Según las pruebas de nuestros compañeros de Xataka, un smartphone con una pantalla de **700 nits**, como la de, por ejemplo, el ya antiguo
Optimus Black de LG, puede utilizarse con bastante comodidad en circunstancias comprometidas. Y, si se supera esa cifra, mejor aún. El
Xperia P de Sony, del que hemos hablado antes, que incorpora la pantalla con el cuarto subpíxel blanco, alcanza los **900 nits**, que es un brillo sobresaliente.
Una pantalla de 700 nits o más debería ofrecernos un rendimiento muy bueno en entornos con mucha luminosidad
El problema es que, como os adelanté al principio del post, y como seguro que habéis comprobado, los fabricantes a menudo no suelen ofrecernos esta información acerca de sus móviles. Sin embargo, cuando lo hacen siempre se debe a que ese terminal en particular ofrece un brillo realmente bueno, por lo que no nos queda más remedio que sospechar que cuando «se callan» se debe a que esa **no es la mejor cualidad del smartphone** por el que nos hemos interesado. Quizás no nos quede más remedio que buscar una zona con sombra para poder ver la pantalla cuando el sol «pegue fuerte».
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